martes, 13 de noviembre de 2012

Rojos y rosáceos, cielo de aves y astados.


Acaso un atardecer no es digno de un amante de la mañana, acaso no puede mirar el ciego, acaso no amar la naturaleza el hombre.

Reflejos de tesoros que esperan ser descubiertos.

Preciosa instantánea para empezar a inmiscuirnos en el mundo de la ornitología en unos mundos paisajísticos dominados por lagunas saladas y estepas cerealistas.